viernes, 15 de abril de 2011

Opinión personal

La desertificación es uno de los problemas que están afectando más rápido al mundo. Si nos ponemos a pensar, los lugares aptos para cosechar se están agotando, y pronto habrá una crisis alimentaria. Los precios de la comida ya han subido considerablemente en los últimos años y se va a poner peor. La población va a seguir creciendo y por lo tanto se van a necesitar cada vez más fuentes de comida, pero la desertificación hace estos recursos cada vez más escasos.  


Ejemplo de la desertificación: antes(2003) y después (2008) 
El asunto no es tanto de contaminación, sino de ignorancia. Los países que sufren de los efectos de la deforestación a menudo son del tercer mundo y tienen niveles de educación bajos, por lo que sus gobernantes se aprovechan de ellos y desperdician sus recursos sin regulación, las guerras toman el primer plano y los organismo internacionales no pueden ayudar y su población desconoce sobre los métodos de cultivo y pastoreo que son más amigables con el ambiente. Si un agricultor no recibe enseñanza sobre como hacer que sus tierras rindan mejor sin dejar el suelo estéril, éste no las aplicará y utilizará medidas dañinas para la fertilidad del suelo, las cuales dan paso a la desertificación. Está en las manos de los países desarrollados  hacer conciencia sobre esta problemática y educar a aquellos que lo necesitan, pues el alimento es un bien global y aunque no nos afecte directamente lo puede hacer indirectamente con una subida de precios. 
Para ponerlo en perspectiva, el área total de la Tierra es de aproximadamente 510 millones de km², de los cuales 149 millones son de tierra firme y 361 millones de agua. De esos 149 millones de tierra firme, los desiertos forman la zona más extensa, con más de 50 millones de kilómetros cuadrados ocupan casi un tercio de ésta. Esto quiere decir que apenas 99 millones de km2 del planeta pueden ser usados para cultivar tierras, esto sin contar todo el espacio que los bosques, las ciudades y las cumbres de las montañas ocupan,  espacio que tampoco es apto para la agricultura. A escala mundial, la desertificación abarca más de 35 000km2, lo cual representan el 25% de la masa terrestre. 
Nuestra fuente principal de comida se está acabando, todo gracias a que no sabemos racionar el agua ni detener la deforestación.  No es coincidencia que las zonas más afectadas por la desertificación, las subsaharianas y centroasiáticas, sean también las de mayor hambruna en el mundo. Una vez que la desertificación reclama un espacio este se vuelve inútil: no sirve ni para la agricultura, ni la ganadería, ni la industria, ni la urbanización. En mi opinión, en el futuro los bienes más preciados van a ser el agua y el espacio, y estamos perdiéndolos a ambos en manos de la desertificación. 
Lucía Leandro Flores
10-C

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